
Como buena novela latinoamericana, los personajes le crecían a la novela a medida que las hojas pasaban.
Mi primer estímulo fue tirar la toalla.
-No puedo con este libro. No lo entiendo.
Lo dejé reposar un par de días sobre la mesa de noche y volvía a por él.
Ser la única que no haya leído a la Allende, no me convertía precisamente en la chica más popular del barrio.
Efectivamente, en el segundo intento, la cosa fue mucho mejor. Agarré el hilo de la cometa y no lo solté hasta el final del libro.
Empecé fácilmente a encajar a cada personaje con su historia. Cada momento vivido con el lugar adecuado. Ya no me resultó tan complicado seguir la vida de Gregory y Judy Reeves, Charles Reeves, Nora, Olga, Carmen Morales y familia, Cyrus, Samantha, Shanon, Timothy Duane, Margaret, David, Leo Galupi, Dai, y otro buen puñado de personajes, que se agarran a la historia de un hombre que, finalmente, creó su plan infinito.
Anoche, cuando terminé con desespero por saber como demonios terminaba la vida de Grec, grité sin miramientos a los vecinos…
¡BRAVO !! ¡BRAVO POR ISABEL!!
Que delicia de lectura, que buen hacer con las letras y que falta de imaginación la mía, a la hora de escribir.
Sin duda esta novela, es un buen plan.
María del Mar Benítez
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