Cómo pasa el tiempo, ¿no? Se han cumplido , el pasado 6 de abril, 70 años de la primera edición del clásico de los clásicos: El Principito.
Considerado como literatura infantil, la verdad es que, en él, quedan atrapados tanto jóvenes como adultos. Es un libro sencillo que cuenta cosas sencillas , que te enamora desde la primera palabra. El poder de la imaginación, la aventura, el viaje. Todo es posible en las páginas de este pequeño libro que nos enseña a soñar despiertos.
Felicidades, Principe!!!!
"Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor.
Siempre había habido en
el planeta del principito flores muy simples adornadas con una sola fila
de pétalos que apenas ocupaban sitio y a nadie molestaban. Aparecían
entre la hierba una mañana y por la tarde se extinguían. Pero aquella
había germinado un día de una semilla llegada de quién sabe dónde, y el
principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella
ramita tan diferente de las que él conocía. Podía ser una nueva especie
de baobab.
Pero el arbusto cesó pronto de crecer y comenzó a echar su
flor. El principito observó el crecimiento de un enorme capullo y tenía
le convencimiento de que habría de salir de allí una aparición
milagrosa; pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de
su envoltura verde. Elegía con cuidado sus colores, se vestía lentamente
y se ajustaba uno a uno sus pétalos. No quería salir ya ajada como las
amapolas; quería aparecer en todo el esplendor de su belleza. ¡Ah, era
muy coqueta aquella flor!
Su misteriosa preparación duraba días y días.
Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.
La flor, que había trabajado con tanta precisión, dijo bostezando:
-¡Ah, perdóname… apenas acabo de despertarme… estoy toda despeinada…!
El principito no pudo contener su admiración:
-¡Qué hermosa eres!
-¿Verdad? -respondió dulcemente la flor-. He nacido al mismo tiempo que el sol.
El principito adivinó exactamente que ella no era muy modesta ciertamente, pero ¡era tan conmovedora!
-Me parece que ya es hora de desayunar - añadió la flor -; si tuvieras la bondad de pensar un poco en mí...
Y el principito, muy confuso, habiendo ido a buscar una regadera la roció abundantemente con agua fresca. "
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