miércoles, 31 de agosto de 2011

Quino = Mafalda = La inocencia de la verdad


10 son los fabulosos libritos alargados que me convencieron definitivamente para iniciarme a la lectura.
Si, cierto, yo era aun muy pequeña para entender las puyas políticas que, la niña Mafalda, cargaba contra los gobiernos del mundo, desarmando a la iglesia, comprometiendo a las Naciones Unidas, bautizando a su tortuga con el nombre de Burocracia, descomponiendo a su madre cada vez que le recordaba que, siempre sería mejor los libros universitarios que aparcó para cuidarla a ella y al Gille, antes que enfrascarse en la cocina haciendo zozopita o panqueques para cenar.
La adoraba, y la adoro. No he dejado de pensar en sus viñetas. Aunque hace mucho que las tiras de Mafalda, ya no viven conmigo.
Mi hermana las descubrió al mismo tiempo que yo, pero en una de mis mudanzas, las volvió a ver en las estanterías que acababa de montar, avivando así, los gratos momentos que pasábamos juntas, compartiendo aquel personaje, que nos llegó desde la lejana Argentina. Porque, no solo descubrimos a un personaje, también un país.
Me las pidió, se las dejé y hasta la fecha.
Sé donde viven, y sé que están bien, no me necesitan, las cuidan perfectamente. Siguen siendo leídas todas las noches, incluso son trasladadas de habitación en habitación, cuando son solicitadas.

¡MAMÁ DÉJAME UN LIBRO DE LA NIÑA ESA! ¡DE MAFALDA!

No pierdo la esperanza de que algún día quieran volver a casa.
¡Quién puede olvidar a! : Mafalda, Guille, Manolito, Susanita, Felipe, Miguelito, Libertad, y la ya mencionada Burocracia.
Imposible hacerles sombras en el olvido.
Y es que de igual manera, todos deberíamos formar parte de esta pandilla.
¿Se imaginan la de cosas que podríamos solucionar entre todos por el bien del planeta?…Si, a mi también me cuesta imaginarlo. A ver como se lo explicamos a los del Oriente Medio.

Maria del Mar Benítez

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