Dirigida por Gemán Berger Hertz, producida por España y Chile, en el 2004.
Recuerdo que cuando vi esta película, lo hice con unas ganas terribles por descubrir, que se escondía detrás de un país con un nombre tan difícil de pronunciar.
También me viene a la memoria, que fui acompañada por un partener, cuyo nombre, no es que no quiera acordarme, ¡es que se me fue! Que me perdone si me está leyendo.
Qué bien lo pasamos y qué estupenda quedé al elegir esta película.
Acabábamos de conocernos, y yo, para hacerme la moderna y alternativa, lo empujé hasta el precipicio para que viéramos este film.
El truco funcionó. Las historias que se cuentan en este documental, me hizo resultar una mujer interesante y abierta al mundo.
¡Qué grande es el cine! Que diría el otro.
El argumento se basa en las historias personales de un grupo de artistas circenses unos, actores de tablas otros, músicos y toda clase de comediantes, cuanto menos peculiares.
La pandilla al completo, se sienten inconformes con sus vidas y se revelan contra el mundo.
Decidiendo viajar todos juntos en un barco más feo que bonito, en busca de un destino utópico. Narragonia.
El espíritu de este viaje, está pensado y fabricado para llevar el arte por diferentes lugares del mundo.
Germán, el director de esta aventura, tiene como punto de apoyo para escribir el guión, en la novela “El barco de los locos” de Sebastián Prat.
Este documental se rodó en un barco de verdad, con actores y situaciones totalmente verídicas, incluidas las escenas de un parto.
El rodaje tuvo una duración de 3 largos años, con un presupuesto más que mínimo, pero de una calidad para mi modesto entender, bastante bueno.
El acontecimiento empieza en Barcelona, pasando por Mallorca, Galicia Portugal, Holanda, Francia, Islandia e Irlanda.
Ya en alta mar y antes de dirigirse hacia el nuevo país, se pasan por Holanda, y lo hacen por la sencilla razón de que allí, existe una institución que si tú demuestras que un país existe, les llevas las medidas, documentación y pruebas fehacientes donde demuestras que realmente ese lugar vive y ¡Oye, que te lo patenta y todo! Holanda siempre 20 pasos por delante de los demás, es lo que tiene vivir entre tanto cultivo verde.
Recuerdo que cuando salimos de la sala, me pareció que habíamos disfrutado de una proyección maravillosa, y lo comentábamos mientras paseábamos por Triana. Pero ahora, mirando las críticas de cuando se estrenó, me encuentro con que fueron muy duras. La ponen de bodrio para arriba. Me parecen desmesuradas. No siempre se puede gustar a todo el mundo, eso está claro.
Para que nadie se quede con dudas, les invito a que la vean y que disfruten o no, del crucero.
Si tuviera que entregarle un Secreter a “Viaje a Naragonia” sería el Secreter especial del público, por la originalidad de la historia. A mi, me entusiasmo.
PD: ¡Ahhh! Ya me acuerdo de cómo se llamaba mi acompañante en aquella tarde, Germán, se llamaba Germán.
María del Mar Benítez
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