miércoles, 4 de marzo de 2015

No olvidar

La belleza del dolor, qué contradicción , no?
Escribir, esta reseña , me ha costado lo mio, por muchas razones: porque no quería ser moñas, caer en los mismos lugares que otros han caído; porque no quería causar pena y ser lacrimogenamente absurda; porque no quería caer en el halago fácil y recurrido, sin parecer ñoña.
Escribir esta reseña me cuesta porque duele y ese dolor, la belleza de lo vivido y lo amargo de lo sentido, hace que me cueste escoger, encontrar y articular la palabra perfecta, el adjetivo adecuado y el adverbio medido.
Escribir esta reseña es hablar de una historia que no por ser conocida , duela menos. La tan manida frase,  el tiempo coloca a todo el mundo en su sitio, cobra un significado nauseabundo, ante lo que se vivió en el escenario de la Sala de la Princesa en el María Guerrero.
Tras todos estos años pasados, contemplar y sentir la injusticia, la incoherencia, la IGNORANCIA, la falta de escrúpulos, el miedo, la IGNORANCIA, la barbarie, la venganza, el frío, la ceguera, la IGNORANCIA, en boca de dos personajes que por mas pequeños, no dejan de mostrarnos lo mas profundo del ser humano, duele, sigue doliendo.
Rafael Rodriguez Rapún, secretario de La Barraca y ultima pareja de Federico Garcia Lorca, en sus ultimas horas de vida, intenta que el olvido , esa gran loza , aliado del tiempo , no caiga sobre la obra de uno de los grandes autores del siglo XX. Él, Sebastian, ternura , miedo, ansia, es la España que no entiende, que se deja llevar por unos acontecimientos que le superan.
Él , Sebastian, sufre. Su sufrimiento lo siente el espectador, como propio, es un joven de 18 años, que no sabe quien es Lorca, ni su obra, ni sabe por qué está en esa habitación, con un hombre que habla de letras, de arte , de vida, amor y pasión.
El autor Alberto Conejero, tras varios  años de investigación sobre la figura de este joven ingeniero de minas, recrea una noche , que pudo pasar, pero que no pasó, entre Rafael y su guardián, Sebastian. 
La piedra oscura es una pieza doliente  que indaga  un tiempo donde nadie se hacía preguntas
La piedra oscura es una lucha por no olvidar.
La piedra oscura es la declaración de amor mas fuerte que he vivido en un teatro.
Esa noche, entre sollozo apagados, lágrimas y dolor, mucho dolor, la figura de Rafael y la inocencia cómplice de Sebastián devolvieron a Lorca a la vida.
Lorca duele, y duele por que no hay razón, ni la hubo. La belleza de lo sentido en boca de Rafael, cuando comenzaba a presentar al escritor, al amigo,  a ese joven soldado que no entendía nada, no se puede, ni puedo describirla en estas lineas.
Los diálogos , la belleza  de los mismo, se clavan en la garganta del espectador, dejándonos sin voz, solo aire....dolor y aire.
La soledad de dos personajes , de mundos diferentes, pero tan iguales, se puede tocar, palpar.
La piedra oscura es una joya teatral que desgrana la historia y la persona. Desgrana el dolor y la ausencia. Provoca la pregunta y el grito.
Ante la duda cansada de Rafael a  Sebastián: " No voy a desaparecer del todo. Nadie desaparece del todo, verdad? ", la sala enmudecía.. 
Por momentos, no podía respirar, el dolor era  inmenso.
Por momentos, todos los que estábamos allí , pedíamos perdón.
Presente en cada palabra,  cada gesto, Lorca.
No olvidemos, cuestionemos, busquemos. La verdad, solo tiene una cara.
Rescatemos la memoria de los que nunca se fueron y duermen en silencio, en cualquier barranco,cuneta, cementerio o fosa común.
Borremos los interrogantes en blanco y negro....

El Secreter




1 comentario:

  1. Enhorabuena por esta reseña. No solo está muy bien escrita sino que además tiene algo que considero fundamental: la descripción de la emotividad que produce la obra.
    No exagero si digo que sentí un enorme interés en verla.
    Gracias.

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