viernes, 30 de septiembre de 2011

Hágase el color, la pasión y nacieron ellas..

Muchas veces, sin menospreciar a lo recto, a lo estéticamente bello, se tropieza con cosas, raras, difiicles de comprender y de establecer su belleza. Pero, ¿no son esas las que se te quedan grabadas en el alma?Desde que vi por primera vez la fuerza del trazo de la Khalo, me quede prendada de lo profrundo de su pintura, de la sencillez con la que transmite su mensaje y lo agónico del mismo. México, cuna de grandes artistas, fue el escenario donde convivieron dos artistas que expresaban su interior de una misma manera, con una parecida vision: Frida Khalo y Leonor Carrington.


La una, cristalizaba su dolor sobre un lienzo y nos dejó las imágenes más del arte mexicano. Sus colores desprendían dolor, pasión, amor, descubrimiento, obsesión, pudor, rencor, consuelo, etc.
Esa mujer pequeña que deslumbraba no solo con su pintura, si no con su personalidad fuera de serie y de poca, todavía produce la misma sensación, años después de su desaparición física.
Un 13 de julio de 1954, el mundo crujió, por la muerte del color, de la vida vista desde las sabanas de hilo, desde la cama que era la tierra. Murió ese cuerpo que era un lastre, para nacer , libre, sin ataduras, sin ligaduras física, la gran Frida Khalo, la pintora mexicana, mas reconocida y la más admirada. Por fin era libre y lo disfrutaremos las generaciones posteriores.
Sus obras recorren el mundo entero asombrando la fuerza de sus colores, la profundidad de las miradas y lo eterno de su preocupación. Su obra cargada de metáforas hirientes, y de imágenes, se fundamentaban en la enorme sensibilidad que la artista irradiaba.
Mujer de sentimientos fuertes, destaca por la simbología de sus pinturas.

Leonora Carrington
Absorta en las pinturas de Frida, apenas me interesaban otras pintoras, que según mi escasa valoración, plagiaban a la gran artista, pero de pronto y por azar, como deben ser los descubrimientos, aparece en la pantalla de mi ordenador, la nota del fallecimiento de una pintora mexicana, con nombre anglosajón: Leonor Carrington
Mi desconcierto fue tal, al ver una de sus obras y exclamar con una rotundidad, digna del más ignorante de los sabios: ¡Esa es una pintura de Frida! ¡Es su estilo!...Pobre ilusa, documéntate. Revisa lo que crees aprendido y descubrirás, que existe esa pintora y lo único que plagia es su interior. 
Leonor, inglesa de nacimiento, pero mexicana de adopción, nace en 1917, 10 años después que Frida, en Inglaterra. Apenas con 19 años, entabla amistad con representantes del movimiento surrealista en Londres y en una estancia en París, se relacionó con miembros destacados del surrealismo como Joan Miró, André Bretón y otros pintores que se reunían en el Café Les Deux Magots, como Pablo Picasso y Salvador Dalí
Escritora, pintora, escultora, los avatares de la vida y de la sociedad, hacen que terminen en México, donde prosiguió su vida hasta su muerte el 25 de mayo de este año. Mezcla de un surrealismo muy personal y a veces, reminiscencia del gran Greco o el Bosco , Leonor, imprime a su pintura un sello muy personal y fantastico, rozando ese espacio entre el limbo y la coherencia. 
Ambas pintoras, reflejan el calor de la pasión, el gris de la desesperación y el tono malva de la incertidumbre, figuras delgadas, mimetizadas con el dolor, mirando siempre a los ojos del que observa. Ambas perfectas  y a la vez desconcertantes. Ambas mujeres, ambas vivas. GRACIAS.

"No se si mis pinturas son o no surrealistas pero lo que si estoy segura es que son la expresión mas franca de mi ser" Frida Khalo

Unos cuantos piquetitos (1935)





“El mundo que pinto no sé si lo invento, yo creo que más bien es ese mundo el que me inventó a mi” Leonor Carrington


La posada del Caballo del Alba (autorretrato 1936-37). Óleo sobre tela.


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