martes, 17 de julio de 2012

Recomendación literaria


             Anna aprobó por los pelos

He tardado en leerlo ¡una barbaridad!
No me enganchó al principio, lo hizo al final.
Estaba dejando un sabor agridulce. ¡Uuuf! Mal rollo.
Todo comienza en una cena de Navidad, donde los cuñados no se soportan y la oveja negra de la familia, termina por desahuciar la noche. Un comienzo muy socorrido y que no me hacía esperar mucho de la lectura.
Charles Balanda, arquitecto de éxito, y bla, bla, bla, (una vida ideal) Recibe la noticia de la muerte de la mujer, que se había convertido en el amor de su vida, siendo él , un niño , y ella,  una señora madura. De hecho, era la mamá de su amiguito del alma.
Es tanto el parecido que va tomando la novela con la película “El graduado”, que hasta la propia Anna Gavalda, lo dice en uno de los capítulos, por si alguien no se había dado cuenta.
En fin, que el muchacho en cuestión, ya con el cuerpo y la mente construidos, decide cambiar los aires de su vida y se embarca en una aventura.
Sale al mundo, en busca del hijo de Anouk, que así se llamaba, la amante amiga del preadolescente.
En esta búsqueda ¡y gracias a Dios! La novela se torna más interesante.
Aparece en escena Kate. Una joven inglesa que se ve envuelta en una maternidad no prevista. Ya que su hermana y su cuñado mueren en un accidente de coche y bla, bla, bla.
La improvisada upper, se hace responsable de sus sobrinos y más niños que van apareciendo, a lo largo y ancho de las 631 páginas.
Kate  es un personaje que me encantó. Mitad Mary Poppins, mitad Pipi Calzaslargas. Un amor de mamá innovadora, que cría a su nueva familia, en medio de una granja, más llena de estiércol que de personas.
Héroes disparatados, que me hicieron recapacitar y no mandar a paseo, una historia que al final, hasta me resultó inteligente.
Novela divertida aunque ya les digo, difícil de encontrarle el punto.
A la escritora italiana Anna Gavalda, voy a tener que darle la razón, por saber como contar una gran historia de amor, al más puro estilo europeo. Donde lo más importante no es la historia  afectiva, si no encontrar la respuesta, para los que se pregunten, si la vida merece la pena.

Mar Benítez 

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