ti, yo no sería la persona que soy hoy. Sin tu cariño y sin tu amor, yo no sabría dar ese sentimiento a la gente.
Cuando me abrazabas de bebé, me trasmitías la sensación de "Mi niña es mía" y por supuesto que es cierto...Tu niña es tuya, porque soy una prolongación de tu buen corazón, no sólo de tu carne y sangre. Siempre he pensado que tú y yo no somos madre e hija. Somos algo mucho mejor...Nosotras somos mucho más que ese vínculo, somo hermanas gemelas, que además son amigas. Somos almas que se han mantenido unidas desde el cordón umbilical hasta la actualidad. Nunca me has abandonado, me has apoyado en todas las situaciones difíciles, te has preocupado por mi salud y por mi mente. Siempre me has querido y lo más importante es, que lo has sabido demostrar. Con tu afecto cálido mis valores y mis pensamientos han madurado de una manera extraordinaria a lo largo de 32 años. Tu ejemplo y constancia me han formado perfectamente como persona, como estudiante responsable, como protectora de los míos. Tus bonitas palabras a mis trabajos artísticos, impulsan a que , todo lo que haga en ese campo, tango más valor aún. Observar como tratas con dignidad y respeto a los demás, me ha ido enseñando desde pequeña a imitarte y por tanto tu influencia en mi vida ha sido óptima. Pero si algún día me faltas, estoy segura de que yo nunca volvería a ser la misma persona, pues el inmenso vació y tristeza equivaldría a la pérdida de la mitad de mi corazón. Y con una sola mitad del corazón, ya no se puede vivir igual.
Texto: Carol Castellano Fábregas
Fotografía: Adriana Lestido
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