sábado, 3 de septiembre de 2011

El diccionario .... ese gran desconocido.

Ya, sé que van a decir que no es un desconocido, cómo lo va a ser si desde que entró en nuestras vidas, allá por EGB, en formato escolar, ahora denominada pocket, siempre ha  estado entre nosotros.
Cierto, pero puntualizaría mas:  entró en nuestras mochilas, no en nuestra vida, era ese ladrillo de colores  estridentes, que colocábamos encima de la montaña de libros, y presumíamos del grosor del mismo, ya que  a mas grosor, mas sabiduría y mas “difícil “ era el curso. Era ese ladrillo que al principio de curso se convertía en un fijo en nuestra alineación , pasando al segundo mes, por alargar la cuestión, en reserva, quedando ya a mitad de curso, no en el banquillo, ni siquiera lo convocábamos.
 A partir de ahí, se compraba cada año, ya que inexplicablemente, desaparecía, eso en el mejor de los casos, porque en otros, se escribía como una libreta mas, se le arrancaba hojas y después de varias torturas inexcusables, cuando se le requería, no estaba en condiciones, a lo que se tiraba y se compraba otro. Nos convertíamos en unos asesinos en serie de diccionarios.  
 El diccionario vuelve a nuestras vidas, años más tarde, cuando entendemos que su utilización es necesaria en cualquier aspecto de nuestra vida. Pero, ¿alguien ha mirado al diccionario de otro modo que no fuera el de  buscador de palabras? Yo no, así que me dispuse a viajar  por  un entramado de palabras raras, bien sonantes en ocasiones y algunas conocidas que me sorprendieron por la cantidad de acepciones que tenía.
Cuánto pasadizo secreto, cuánta cantidad de palabras diferentes que podemos usar. Se han preguntado, por qué siempre utilizamos las mismas. Será, por la misma razón que siempre hablamos de lo mismo, leemos lo mismo y escuchamos lo mismo, por desconocimiento.
El Diccionario nos ofrece un viaje, FLIPANTE, por todos los países que hablan español, y nos da la oportunidad de compartir vocablos y utilizarlos, ofreciéndonos el regalo de la riqueza de nuestro idioma. Pero abrir una sola página es bañarnos de letras unidas con algún sentido o ninguno, palabras que significan para unos y que empiezan a significar para otros, nos importa muy poco lo que significa, solo su presencia nos hace navegar por mundos distintos, esferas diferentes y aires extravagantes.
 Hagamos un experimento, he elegido varias palabras por su sonoridad o simplemente porque destacaron frente a otras, las definiré a mi manera, esa que sale de la inspiración y el sentimiento.
Abacalero: Mago de la cal. Compañero de Alibaba y los 40 ladrones.
Fifiriche: Pluma de un solo color, que aparece graciosa en uno de los lados de los mini sombreros de fiesta.
Churcha: Iglesia poco anglosajona.
Catanga: Falda de mil colores que se usa para las tardes de sol perpetuo.
Hierofante: Caballero medieval que recorría las tierras conquistadas por otros, inventándose historias felices.
No li me tángere: Expresión africana muy utilizada por las tribus desconocidas, pendientes de descubrir, viene a significar: pájaro de pico azul que picotea en la tienda después del mediodía o no li me tángere, portazo que da en la tienda la joven casadera cuando no queda satisfecha.
Si buscan cada una de estas palabras en el diccionario, las encontrarás, con su significado verdadero, pero eso no es divertido, lo divertido es darnos cuenta que hablamos un idioma tan rico y versátil, que nos permite jugar con las palabras y sus significados.  Y para ti, ¿qué significan?

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