viernes, 9 de septiembre de 2011

El saber no ocupa lugar, o ¿si?

A esta pregunta, mi respuesta siempre será, no. El saber no ocupa lugar, pero cuando te das una vuelta por algún mueble con un estante, donde algún familiar ha depositado, desde tiempos pasados, algunos libros, te das cuenta, que sí, que a veces el saber, o qué clase de saber ocupa lugar. Hablo de las enciclopedias, pero no, las de Rousseau, sino las que se vendían en los años 60-70, donde la mujer, ese espécimen, que pulula sobre la faz de la tierra, según la sociedad de la época, tenía que ser ilustrada en sus características y pormenores.
En concreto, ahora mismo tengo en mis manos la Enciclopedia de la Mujer, de la Editorial Vergara del año 68. Gracias, gracias. No sé lo que podría haber sido de la mujer sin la existencia de estas enciclopedias. ¡Ay , dios!
La verdad es que tras el estupor, la sorpresa y la indignación, echado todo para afuera, una se sienta delante de la ventana de su casa, con un calor insoportable y convierte la enciclopedia en un mero cómic de ciencia ficción, recalcando en cada comentario que esto no va conmigo.
Pero, dejemos  de lanzar conjeturas y hablemos claramente y específicamente del libro, allá vamos:
Volumen 1 de la Enciclopedia de la Mujer de Ed. Vergara. Las secciones en las que se divide este volumen, no tiene desperdicio: la mujer y la belleza, gimnasia y deportes, la moda y la elegancia, etiqueta y vida social , profesiones de la mujer..¡Para,! ¡Para!..es suficiente, no nos flagelemos. Sigamos.
Bueno, quisiera compartir con todos nuestros lectores algunas de las perlas que inaugura esta enciclopedia, la editorial reza de la siguiente manera: En estas páginas tratamos de las diversas facetas del multiforme  mundo femenino de nuestra época. ¿Multiforme?...¿Cómo? …¿Multiforme?
Bueno, sigamos con otro destello de originalidad que podemos disfrutar en este volumen, la vestimenta. Respecto a las adolescentes, Rosendo Llates, el encargado de conducir a la mujer de los años 60 y 70  por los caminos de la moda, nos señalará:  "Las jovencitas de 14 a 16 años llevaran todavía zapato sin tacones y calcetines. Solo podrán llevar medias y portaligas en ocasiones excepcionales, fiestas, bodas y solemnidades análogas."  Lo que nos ahorraríamos en ropa si siguiéramos esta enseñanza.
Está claro que gracias a estas enciclopedias, muchas de las mujeres que creían que deberían ser formadas en aquello para lo que habían nacido, veían un apoyo, pero claro está que solo unas pocas podian acceder al precio de la misma y a su lectura, ya que eran escasas las que sabían leer. Lo bueno de estos ejemplares es que deben servir para conocer la mentalidad de la época, para saber que hay muchos temas de los que hay que aprender, pero sin enfatizar en un solo sexo.
También nos sirve para sacar ideas para novelas, dramas, películas. Todo un mundo que poco a poco se está erradicando, dando paso a uno en el que el ser humano, sin importar sexos, debe aprender de la vida. Solo eso y bastante es.

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