En 1992 el papa Juan pablo II, reconoció que la iglesia se había equivocado con Galileo. ¡A buenas horas mangas verdes! Después de 350 años, la iglesia le da el sí quiero al maestro de ciencia.
En esta biografía escrita por Sara Cuadrado, nos cuenta de forma amena, no solo lo que ya conocemos del maestro científico, si no también, aspectos más íntimos de su vida. Como por ejemplo, que fue un niño muy despierto y el preferido de su padre, que fue el que le enseño a escribir madrigales, y con ello, las matemáticas que ofrecía el solfeo y el ritmo.
Sorprendentemente, también podemos encontrar en este libro, el lado más oscuro del genio.
No fue del todo honesto con un colega holandés, Sarpi, que viajaba a Venecia para presentar su catalejo, a las autoridades eclesiásticas de la época, que eran los que partían el bacalao.
Galileo que se entera, y que él también tiene un “tubo mágico” por enseñar, le prepara un trampa al científico holandés, dejándolo fuera de la carrera hacia el éxito y la gloria. Que se la comió el solito, quedando en un lugar privilegiado en el mundo de los eruditos.
Tampoco fue buen padre. Tenía dos hijas y un hijo.
A las chicas las metió en un convento, condenándolas de por vida a sendas depresiones. Una de ella, finalmente y supongo que por la fuerza de la costumbre, terminó por contagiarse con la vida cristiana entregándose a los demás. La otra terminó con una depresión de camello. En cambio, él varón hizo de su vida, lo que quiso.
Al igual que el resto de su familia, hermanos, cuñados, ex-esposas. Era él quien cargaba con las deudas, que todos ellos iban dejando, a modo de…
-Apúntaselo a mí cuñado, que él te lo paga
La historia de Galileo Galilei es apasionante, desbordante de humanismo, lo que nos permitirá conocer a quien nos descubrió nuestro propio planeta.
María del Mar Benítez
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