martes, 24 de enero de 2012

¡Yo misma!...

Empecé de niña…
Desde muy pequeñita, mamá nos enseñó a mi hermana y a mi a trabajar con las agujetas, o como dicen en otros lugares “trabajar con las dos agujas”.
No era buena artesana. Los agujeros en mi tejido eran tan grandes, que el puño cerrado de mi mano cabía perfectamente en lo que yo llamaba “Labor terminada.” Intentos frustrados de jerséis y toda clase de artículos que en mi empeño, intentaba hacer lo mejor posible. Todo me quedaba a modo de pulsera en mi redonda y gordita muñeca.
Pero eso no me hizo amedrentar. Me volví obstinada a pesar de las negativas del resto de las mujeres de la casa. Ellas, insistían en que lo dejara, que me dedicara a otra cosa, ya que lo único que conseguía era destrozar el estambre.
Mi hermana, pasaba de curso y consiguió matricularse en el instituto. Allí, tenía una asignatura que se llamaba “Hogar”. Se encontró con la sorpresa de que tenía que hacer un muestrario de diferentes puntos para trabajar con las agujas. Eso supuso para mamá una alegría, ya que aprendería nuevos conocimientos de esta agradecida labor, que como tantas otras, siguen vetadas para los hombres.
Mientras tanto yo miraba por encima de sus hombros, intentando aprender combinados nuevos: Cabos, Punto de arroz, Punto caramelo, Punto ingles, Patente de 1, de 2 de 3…hasta llegar a saber como se construía todas las formas sin que se notaran los fallos.
No conseguí experimentar con todo el repertorio, pero algo se me quedo gravado en la memoria de las manos.
En vista de que quede rezagada, tome otro camino “El del altruismo” Y este es el resultado.
No concibo que haya dos piezas iguales. No me gustan las repeticiones en serie. Hago piezas originales y mezclo los colores sin ningún pudor ni censura.
Doy prioridad a mi instinto. Reciclo hilos que otros no quieren y materiales que me voy encontrando por el camino, como por ejemplo: conchas marinas, piedras y abalorios varios.
Trabajo en mercadillos donde me dejen un hueco entre puestos de verduras, flores y cerámicas, aunque también estoy estudiando la posibilidad de surtir tiendas, que sepan apreciar mis complementos.
Mi microempresa se llama “Punto…” y este es mi correo marsb1970@hotmail.com
Si hay alguien a quien le gustaría lucir una de mis bufandas, vestidos, bolsos, gorros, faldas o por lo contrario, tengan ganas de proponerme alguna idea nueva, les invito a que no vacilen y me escriban.
Yo sigo aquí, entre ovillo y tijeras sin posibilidad alguna de aburrirme. La creatividad, imaginación, ganas de ver mis creaciones en los cuerpos de otros, siempre está metida en mi cabeza y no descansaré hasta conseguir que esta idea, cuaje.

Mar Benítez

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