La novela de Jean Giono que fue escrita alrededor de 1953, es poco conocida en Francia. El texto se pudo recuperar gracias a que contrariamente a lo que sucede en Francia, la historia ha sido ampliamente difundida en el mundo entero y ha sido traducida a trece idiomas. Lo que ha contribuido también a que se hallan hecho numerosas preguntas alrededor de la personalidad de Eleazar Bouffier y sobre de los bosques de Vergins. Si bien es cierto que el hombre que plantó los encinos es un simple producto de la imaginación del autor; es importante aclarar que efectivamente en ésta región se ha realizado un enorme esfuerzo de reforestación, sobretodo a partir de 1880. Cien mil hectáreas han sido reforestadas antes de la Primera Guerra Mundial, utilizando predominantemente pino negro de Austria y malezas de Europa. Estos bosques son actualmente bellísimos y han efectivamente transformado el paisaje y el régimen de las aguas de esta región. He aquí el texto de la carta que Giono escribió al director del Departamento de Aguas y Bosques, el señor Valderyon, en 1957 haciendo referencia a esta novela.
Querido Señor:
Siento mucho decepcionarlo, pero Eleazar Bouffier es un personaje inventado. El objetivo de esta historia es el de hacer amar a los árboles, o con mayor precisión: hacer amar plantar árboles (lo que después de todo, es una de mis ideas más preciadas). O, si se considera por el resultado; el objetivo es obtener el mismo resultado de nuestro personaje imaginario. El texto que usted ha leído en "Trees and life" ha sido traducido al Danés, Finés, Sueco, Noruego, Inglés, Alemán, Ruso, Checoslovaco, Húngaro, Español, Italiano, Yddish y Polaco. Cedo mis derechos gratuitamente a todas las reproducciones. Un americano me ha buscado recientemente para solicitarme la autorización para hacer un tiraje de 100 000 ejemplares del texto que van a ser repartidas gratuitamente en América (algo que tengo bien entendido y aceptado). La Universidad de Zagreb ha hecho una traducción al Yugoslavo. Este es uno de los textos que he escrito de los que me siento más orgulloso, porque cumple con la función para la que fue escrito. Dicho sea de paso, esta historia no me aporta ningún céntimo.
Si a usted le es posible, me encantaría que pudiéramos reunirnos para hablar precisamente de la utilización práctica de este texto. Yo considero que es ya el tiempo de que hagamos una política favorable al árbol, a pesar de que la palabra política parezca bastante mal adaptada.
Muy cordialmente,
Jean Giono
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