viernes, 3 de febrero de 2012

Turcio, una historia de animales

Nacido en Corozal (Gucre, Colombia) aunque en la actualidad vive en Alcalá de Henares (Madrid).
Este joven colombiano, acaba de sacar su primer libro escrito e ilustrado por el mismo “David, Peces y Pingüinos
Omar Figueroa ostenta varios galardones, entre los que podemos destacar, su nombramiento como profesor Honorífico del Humor Gráfico por la Universidad de Alcalá de Henares.
Ha expuesto en Madrid, Amsterdan, en la Feria del libro en México Guadalajara, Orénse, Teherán, Colombia, Guiyan (China), Sau Paulo, etc.
Su ilustraciones han sido publicadas en periódicos como “El Heraldo” Colombia “Nuevo Siglo” “El espectador” y en revistas como “Acento” “Cambio 16” “Cromos” “Bogotá Wall Stress”.
En España lo ha hecho en prensa como: “El Mundo” “Quevedos” “La Razón” y “El economista”
Premios enumeramos unos cuantos:
-1ª puesto en la Concurso internacional “Cafan”
-Premio especial Octava Bienal de caricaturas Vercelli Italia
-Mención especial Bienal Internacional del Humor
-Premio Mejor Talento por una caricatura de Gandhi
-Medalla de plata Ancore Italia humor deportivo
-Premio World en Turquía
-1ª puesto Décima bienal internacional del humor gráfico San Antonio de    los Baños
-Cuba, con la caricatura de Boris Yelsin
-1º puesto concurso de diseño de imagen Bogotá con un tema de medio ambiente
-Primer puesto Décima novena Bienal internacional del humor Italia con la caricatura de Hitler.
Sus blogs: 
http://turciosart.blogspot.com/
http://turcioshumor.blogspot.com/
http://turciosanimal.blogspot.com/
http://caricaturcios.blogspot.com/

(Después de haber copiado casi literalmente, toda esta información de su currículo, me puse a reflexionar)…
-¿Pero qué estoy haciendo? ¡Omar Figueroa Turcios es más que todos sus premios juntos! Qué sus estanterías están cuajaditas de laureles,  eso, ¡ya lo sabíamos! Si mi intención, es que el propio artista lea lo que he escrito sobre su trabajo ¡no le va a resultar atractivo algo que ya conoce!
Y fue entonces, solo entonces, cuando decidí cambiar la ruta del artículo, brotándome algo de adentro hacia afuera, tal que así…
De formas deformes

Había una vez, un sapo que navegaba en monociclo por un río, donde vivía el afamado cocodrilo rojo. Lo llamaban así, por su peculiar tono rojizo como fruta de granada. El inconfundible cocodrilo, no era popular solo por su color, también lucía en su hocico un bozal asombrosamente práctico. Este sorprendente artilugio, consistía en una cuerda atada ¡a su tremenda boca! donde en el extremo superior del hilo, se podía ver como un globo sujetaba erguido su pomposo cuello, haciéndole más extravagante de lo que ya era.
El sapo, que extrañaba aquel lugar y no conocía a sus habitantes, se propuso hacer amigos, y que mejor manera, que aprovechar la presencia del cocodrilo rojo como fruta de granada.

-Dime cocodrilo rojo ¿Por qué llevas un globo a modo de bozal amarradito en tus labios?                         
El cocodrilo sacando su hocico fuera del agua, le respondió con obvia dificultad.
-Querido sapo que navegas en monociclo, no me extraña que no lo sepas, siendo tú, de una especia tan poco elegante-
El nuevo amigo, se mostraba algo imperioso y con aires de superioridad.
-Utilizo este globo como bozal, porque me hace ser más elegante y altivo, estira mi pescuezo y realza la luz luminosa de mis ojos.
El sapo, pobre ignorante, no entendía la relación de belleza con elegancia y para no engordar más el orgullo del cocodrilo rojo como fruta de granada, siguió navegando por aquel mar, donde los azules podían transformarse en un océano entintado de manchas violetas.
Un gorila pensador, se atravesó en el camino del sapo. Pensaba y pensaba, hasta que el sapo oso sin querer lastimar, la tarea filosófica del nuevo personaje.
-Dime gorila pensador ¿Qué haces mirando al horizonte, cavilando con un lápiz entre las manos?-
-¿Quién está hay?-
Se aterra el gorila…
-¿Quién me ha sacado de mí placer?-
-Perdóname gorila, no imagine que tus pensamientos fueran tan importantes-
El sapo se disculpa y antes de que el primate entrara en cólera, el sapo se aleja lo más ligero posible.

Después de este encrespamiento sin mala intención, decide alejarse los mas lejano posible del gorila, acercándosele esta vez, un elefante con orejas de sandía.
-Pareces hambriento-
Interviene con dulzura el elefante afrutado.
- ¿Te gustaría comer un poco de mis orejas?-
-¿Un poco de tus orejas? ¿¡Comer un poco de tus orejas!?-
Se alarmó el sapo…
-Pues la verdad, no se que decirte. Te agradezco la invitación pero, nunca le he comido las orejas de nadie y menos si son de sandia-

-No te preocupes, no me dolerá. No se como ocurre pero, siempre terminan naciéndome orejas nuevas y frescas-
El sapo, que no sabía si estaba más cansado por el viaje o sorprendido por los personajes tan insólitos, que se estaba encontrando por su camino, accedió a la invitación del paquidermo.
De a poquito y con precaución, fue dándole mordisquitos a las enormes orejas que le acababan de ofrecer en bandeja de plata.
-Pues si que están buenas tus orejas-
A todo esto, aparece en escena un pato-navaja-multiusos.
-¡Qué rico huele por aquí! ¿Qué se come? Mis tripas están taladrando mi estomago ¡Yo también quiero comer!-
El elefante sale en estampida al ver los cuchillos, que el pato-navaja- multiusos portaba en su pico.
El pobre sapo que navegaba en monociclo, se quedó a medio almorzar en vista de que su comida, salía literalmente volando.
Como broche de Cartier, se acercó sigilosamente, un Jaguar plagado de ojos verdes. Explicando las razones de la huida del tímido animal.
-¡Pero pato! ¡Pero sapo! ¿Ustedes no sabían que el elefante con orejas de sandía tiene pavor a los cuchillos?
-No, no teníamos ni idea ¿Cómo se pueden saber esas cosas?-
Contestan al unísono y mal encarados con el Jaguar por la perdida del alimento, partiendo cabizbajos cada uno por caminos distintos.
Sin apenas darse cuenta, el sapo entra en la más espesa y verde selva que jamás se haya visto. Junto a una roca, donde empezaba a crecer la sobra de la tarde, el sapo observa como un hombre con gafas y trompa, hablaba en solitario.
-Buenos días- saluda educado el sapo…
-Buenas días tenga usted- contesta el extraño humano.
-¿Qué hace un humano en medio de este mundo para animales originales? ¿Cuál es su nombre?
-Contestando a tú primera pregunta, te diré que me llevo bastante bien con ellos. Nos gustamos y por eso me he instalado aquí. Los elefantes y yo, tenemos un mismo lenguaje. Y si tuviera que contestarte a tu segunda pregunta, cosa que haré, te diría que me llamo Saramago, aunque mis amigos, los “conejeros” me han bautizado como Jaramago, en honor a una verdura.
El Dragón de tinta china, escucha el susurro del acento portugués de Saramago. El nuevo bicho, se entusiasmo de gusto al ver que su colega del alma, debate en compañía la importancia de su nombre.
-¡Pero Saramago, cuanto tiempo sin saber de ti! Te echamos de menos.
El Dragón de tinta china, saluda efusivo al hombre con nombre de hortaliza, enzarzándose en una conversación donde poco a poco el sapo, fue quedándose aislado.
-No sé de que hablan estos dos. Mejor sigo mi viaje.

La tarde caía oscureciendo las veredas, cada vez con mayor intensidad.
A lo lejos la rama de un árbol, se balanceaba sin ver que cosa la impulsaba. Apenas, se podía adivinar una nueva figura poética.
-¿Piruleta? ¿Eres un camaleón con forma de piruleta?
Preguntaba el sapo con voz alzada, a la redonda y luminosa figura que se mecía placidamente, de entre el follaje del el árbol.
-Bueno, si a ti te lo parezco, puedo serlo. Me han llamado varias cosas en mi vida, pero piruleta ¡jamás!
El sapo que cada vez estaba más pasmado con lo que veía, no le dio más palabras al camaleón, en aquél momento, tenía algo más importante que hacer, encontrar cobijo para pasar la noche.
Halló un embarcadero donde poder estacionar su aparatoso vehículo. Contiguo a éste, halló unas hojarascas secas que le sirvieron como lecho improvisado.
-¡Propiedad privada! ¡Propiedad privada!-decía una voz que emergía del agua.
-¿Es que no sabes leer?- recriminaba la voz desde el agua…
-¡Pero si no hay ningún letrero!- protestaba el sapo intuyendo, que una vez más tendría que seguir buscando alojamiento.
-Soy el pez payaso, responsable de vigilar esta orilla.
¿Ves el gato azul que nos vigila desde el otro lado? Aquel es su pedazo de río. ¡Si no sales de aquí corriendo! ¡No respondo de mí!
Se acercó hasta el jaleo, una cebra musical que a cada paso que daba, se podían escuchar notas desafinadas, que le nacían de la mitad de su cuerpo. Como caja de música que no para, hasta que la cierras.
-Trepa hasta mi lomo y te sacaré de aquí. Súbete a mi espalda, nos iremos donde vive el Gato con Cola de Ratón, ese, no te hará daño-
¿Gato con cola de ratón? Al sapo no le sonaba bien aquel nombre para un gato. Pero en vista de que era la única opción, de un salto gimnástico se encaramó sobre el cuerpo con forma de acordeón, que con tanta elegancia acarreaba su nueva amiga.
-¿A dónde me llevas? Titubea el anfibio…
-A donde nadie te pueda echar. Estarás bien, te lo aseguro
Cruzaron montañas de espinacas, mundos de zanahorias, mares de peces grises. Visitaron al Rey del Pop. A un presidente de sonrisa blanca. Caminaron por senderos de iris junto a un pintor al que le faltaba una oreja. Les dio tiempo hasta de dar nuevas ideas a un joven director de cine, que según el mismo, sentía que las musas ya no le acompañaban, de igual forma que veían como otro cineasta (este más maduro) regalaba sus ideas a las aves. Acudieron a un concierto de música negra, interpretada una mujer blanca. Pasaron de largo una animada discusión, entre un político ruso, un siervo del señor y una dama que se hacia llamar “Frau Mérkel”.
Total ¡un disparate de camino! para finalmente encontrar un remanso de paz.
Un señor de caracolas blancas en el pelo a juego con el bigote y de temple tranquilo, los animó a descansar. Les anunció con entusiasmo que ya habían llegado. Que aquello era el final del camino.
El sapo que navegaba en monociclo, con alivio suspiró quedándose profundamente dormido, mientras el señor de pelo ensortijado le leía “Doce cuentos Peregrinos
La cebra con cuerpo musical, se dispuso a beber agua fresca de un naciente, donde otro hombre de semblante tierno y sabio, experto marinero que ahora descansa en tierra, le abrillantaba las piezas de su acordeón, cuidando el nácar de sus teclas, y susurrándole al oído los motivos, por los que un buen día decidió, comprometese con el mar.

Mar  Benítez

6 comentarios:

  1. MI QUERIDA MAR, QUE HONOR Y QUE ALEGRÍA QUE MI ARTE TE INSPIRE TANTO. PRECIOSA HISTORIA Y SOBRE TODO LA CAPACIDAD DE IR ENTRELAZANDO MIS DIBUJOS EN UNA SOLA NARRACIÓN. BESO GRANDE Y SIEMPRE AGRADECIDO!

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    1. ¡¡gracias a ti!! menuda sorpresa para este domingo. Gracias a ti. Dibujas que da gusto

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  2. Olá de Portugal! Há anos que admiro o Turcios. Excelente tributo ao seu talento!

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    1. .
      ¡MADRE MÍA!! ¡QUE BUENO!Nuestro primer comentario en portugués. GRACIASSSSSSSSSSS!! Hoy me están haciendo muy feliz



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  3. Menudo pedazo de artista es Turcios. Y encima tengo el placer de conocerle. Saludos desde locura de lectura. Gema

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    1. Te felicito, por tener esa suerte. Gracias por escribir en nuestro blog. Gracias por leernos.

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