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sábado, 3 de noviembre de 2012
Con los platos abiertos
Mucho juego han dado y siguen dando, los frutos secos en la cocina.
Para el que no los conozca, para quien no sepa que relación tiene este alimento con el día de todos los Santos, hoy quiero explicarles que cosa es…"Los finaos".
Ni Halloween, ni noche de los muertos vivientes, ni viernes trece, catorce ó quince.
Cuantos buenos recuerdos me trae esta fecha. Qué bien lo pasábamos ese fin de semana, que ni cortos ni perezosos, cruzábamos el barranco, con poco más que una botella de agua, un bocadillo de queso, el clíper y los frutos secos. Aquello, si que era un domingo en el campo, y no como lo llaman ahora, "botellón en el primer bar".
Nos juntábamos entre 10 ó más chiquillos y chiquillas. Uno de ellos, Juanito, hacía de guía explorador y la verdad, no podíamos tener mejor monitor, ya que estaba acostumbrado a subir y bajar por las laderas de Guayadeque.
Recuerdo que antes de ponernos en marcha, siempre nos decía que no nos hartáramos a beber agua sin haber empezado a caminar, porque se nos llenaba la barriga de líquido y la subida al barranco se nos haría más pesada.
Salíamos por la mañana regresando por la tarde. Sin preocupaciones, aunque siendo niños por aquel entonces, mucho lío no tendríamos en nuestras inocentes cabezas.
También recuerdo que en uno de aquellos días santos, descubrir por primera vez lo que era un moral. Aprendí a distinguir los higos comunes de los blancos, a coger tunos sin que las yemas de mis dedos se plagaran de espinas, abriéndolos en canal…
Hay una canción de El Taller Canario de la Canción, "Acerina" que en una de sus estrofas dice:
Y es que en la escuela no me hablaron de ti
Y es que en la escuela no me hablaron de ti
Quiero pensar, confío en que en las escuelas de hoy en día, los profesores ¡sí! les hablen a los chico/as, de que estas cosas de irse de "Finaos" es mucho más divertido que amanecer con un collar de vómitos.
Antes de ayer tocaron el timbre. Yo estaba al teléfono y con la mano que me quedó libre abrí la puerta.
Tres adolescentes guardaban una sorpresa para mí:
-Estamos organizando una fiesta de Halloween ¿Quiere comprar una entrada?-
Dieron con la mujer equivocada. Ni me molesté en contestar.
Mar Benítez
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