Foto: barriendoporlosrincones.blogspot.com |
Clodetta nunca olvidó pedir para su cumpleaños una pluma estilográfica nueva. No era ambiciosa. Solo una condición: su color. Tenía que ser roja. El contraste del rojo sobre el blanco, la forma de su escritura, le gustaba.
Un verano, cerca de los 25, Clodetta sentada en la terraza de la casa de campo, revisaba una y otra vez las páginas, que llevaba emborronadas, desde que comenzó la época estival. 5. Solo cinco. Recordó que el verano pasado , por la misma fecha, tenía 3 relatos, 2 poemarios y una escena de la obra que dejó inacabada su abuelo, hace ya 5 años. Páginas sin orden, sin sentido, sin principio, sin fin, no era lo normal en Clodetta.
Salía y entraba de su habitación, mirando con miedo las cuartillas que, ordenadamente, había esparcido sobre la colcha floral, que su abuela ,colocaba cada verano.
Las flores hacían que destacaran lo escaso de su trabajo. No encontraba la inspiración, la musa que había heredado de su abuelo, le había abandonado. De repente, vio el problema. Se abalanzó sobre los folios emborronados y recordó lo que le decía su abuelo: Escribe pequeño y recto, porque siempre habrá espacio para las musas. Su escritura era grande, deforme, agotaba la línea, no había espacio ni para las musas , ni para el asombro.
Letra pequeña, recta, sin variantes, espacios para el suspiro, para el odio, el amor, para que esos seres que la acompañaban desde niña, le guiaran el camino. Las palabras salían solas, brotaban de la rojez de sus dedos, desfilaban, se deslizaban por los folios, como una ola sobre un mar embravecido, sin control, con fuerza, con miedo, pero con belleza.
Clodetta escribió mas que nunca, siempre pequeño y recto , como le enseñó su abuelo.
©Lola Tabernas
Gracias por estos relatos...me siento como ella o como todas ellas, que lo intentan, lo prueban y finalmente lo realizan. No sabemos de donde salen las ideas, la inspiracion, quiza es magia...pero sale
ResponderEliminar