sábado, 10 de septiembre de 2011

Cuando el arte es necesidad

¿Te has despertado alguna vez con una idea rondándote la cabeza y has sentido la imperiosa necesidad de plasmarla para no olvidarla?
¿Has sentido alguna vez que te faltaba el aire, cuando por fin has conseguido desarrollar lo que tenías estancado?
¿Te has sentido alguna vez incapaz de soltar el bolígrafo o las teclas del ordenador, porque sientes que si te apartas la comunicación entre él y tu inspiración se perderá para siempre?
¿Te has acostado rendido por el sueño, incapaz de controlar los espasmos, sintiendo que no es lo que deberías hacer, que lo correcto es seguir escribiendo, pintando, leyendo?
Amigo estás enfermo de arte.
Muchas personas necesitan escribir más que respirar, necesitan fotografiar más que comer, necesitan gritar, sacar para afuera todo ese sentimiento, ese mundo interior, traducido en arte, mas que vivir.
Cuando el arte se convierte en necesidad , la vida es una excusa mas. Nos preocupa la vida, su duración, porque nuestro cuerpo es tan frágil y nuestra inspiración tan infinita que uno de los dos saldrá perdiendo.
Cuando el arte se convierte en necesidad  no hay nadie mas, solo tú y el lienzo, solo tú y el papel, la roca, la cámara, el público, el aire, el universo.
Cuando el arte se convierte en necesidad, cualquier esquina se transforma, muta; cualquier corcho roído por el tiempo se transforma en icono de mi mundo, en musa de lo contado, en excusa de lo fotografiado.
El mundo se convierte en mi laboratorio experimental, porque necesito jugar, experimentar, porque el arte es mi sino, es mi vida, es mi razón de ser. No puedo encasillarme, ni estancarme, necesito jugar, manosear, investigar, indagar, aprisionar, empaparme de lo externo para hacerlo mio.
Cuando el arte se convierte en necesidad, la necesidad se vuelve arte, se vuelve belleza.

Cuando el arte se convierte en necesidad, el resto de los mortales, contemplamos.

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