miércoles, 19 de octubre de 2011

Con los platos abiertos

CON AGUA DE FLORES

Cuando las probé por primera vez, no fue el dulce de la miel y el crujiente de su masa, lo que me hizo aficionarme a ellas.
Lo que atrapo a mi paladar a las pastas marroquies, fue su sabor a hierbas frescas.
Como una cabra, igual que ellas me quede en el salon rumiando las galletas que Mhijiva cocino aquella tarde para mí.
Utilizan agua de azahar y de rosas y adornandolas con almendras, nueces y hojas de menta.
Los higos frescos, la sandía, las naranjas, los melocotones y los plátanos se realzan con un toque que los convierte en tentadores postres. Las pastas marroquíes se asemejan a las de Oriente Medio, aunque son completamente diferentes en cuanto a su forma, la ghoriba es una pasta que se encuentra en Oriente Medio hasta Marruecos en diferentes formas.
En Marruecos se prepara una especie de pasta que es diferente en cierta medida de las baklawas, aunque también resultan deliciosas.
Las similitudes en lo que respecta a las pasta se centran en los ingredientes empleados, las almendras aparecen a menudo, especialmente molidas, el azúcar lustre, la canela, el agua de rosas y de azahar, la cáscara de limón y la miel son ingredientes muy populares, que también se emplean aunque en menor medida, nueces, dátiles, higos secos, semillas de sésamo y pistacho.
Las frutas y las almendras hacen su aparición en los sharbats, unas deliciosas mezclas a base de leche, el sharbats de almendras, aromatizado con agua de rosas es uno de lo mejores.
Aun cuando sabía que en mi estomago hacia rato que superaba el cupo, no podía dejar de ingerir las galletitas grandes y doradas por la sarten, que tan amorosamente las habían depositado sobre la mesita del comedor, mientras que en una esquina, su marido, que aunque canario, hace un té de lo más delicioso, me servía uno de esos basitos delgados y altos con el liquido elemento verde, que y ayudaría en la digestión de mí ingestión masiva.
No es solo el buen sabor de boca que uno experimenta con ellas, es tambien el viaje que te ofrecen. Me sentia como si estuviera debajo de un haima en medio de un oasis, y no en el salón de la casa de mi amiga.

La echo de menos. A ella y sus galletas, a su remendado acento canarioespañol, y las tardes de paseo por Triana, revolviendo tiendas, sonriendo a las gentes que nos miran.


MARÍA DEL MAR BENÍTEZ

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