El Rey pescador
Cuando las cosas no podían ir peor para Jeff Bridges aparece en escena un Robin Williams disfrazado de Robin Hood.
La mar de simpático eso si, y tan paranoico como el resto de su pandilla.
A ver, esta no es una de mis películas preferidas. ¡Ni por asomo! Pero si que tiene para mi gusto, momentos estelares.
Como por ejemplo, cuando se despiden por primera vez.
El locutor agradece la ayuda del maniaco, pero nada más.
-Hasta aquí llega mi historia de amor contigo… (Parece transmitirle la victima a su salvador)
Esta escena se cierra con una frase del personaje de Robin que dice:
-No te hagas desear, vuelve y rebusca.Es una frase preciosa que se apunta entre amigos, cuando lo son de verdad.
Jeff, harto de su mala suerte, le comunica a su novia, la actriz Mercedes Duehl, lo siguiente:
-Soy como un rey midas, todo lo convierto en mierda.¡Muy buena! Todos hemos sido en algún momento un rey Midas de mierda.
Otra escena bonita que vive la otra pareja protagonista, es cuando Robin le enseña una pequeña silla de alambre a su nueva chica, interpretada por Amanda Plumma.
-En la basura se encuentran pequeñas cosas.Esta es preciosa, llena de simbolismos y muy cierta.
Pero la mejor de las escenas, es cuando están las dos parejas cenando en el restaurante chino.
La imagen no puede ser más hermosa y nunca un azul brilló tanto debajo de un rojo. ¡Precioso el decorado del restaurante!
Mientras los nuevos tortolitos pelean con la comida asiática, los otros dos, absortos ante tanta muestra de complicidad, miran perplejos el cortejo, como si se tratara de una pareja de pavos reales.
Además, el señor Williams tienta a las reglas musicales, y canta esta canción amenizando la cena.
-Son sus nalgas un mapamundi de crema
Olivia, Olivia,Olivia, Olivia,
si descubres sus sobacos veras 100.000 cosacos.
Teniendo todo esto claro, me congratula darle El Secreter de Oro a las mejores frases contenidas en un guión que por momentos, se me hacía un poco pesado, a la película… “El Rey Pescador” que a pesar de que para mí no es una película que vería en una tercera ocasión, si está llena de momentos estérales, gracias a la fuerza e intensidad del guión.
La perfección no existe, y en el cine, por muy de Hollywood que sea, tampoco.
María del Mar Benítez
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