martes, 3 de enero de 2012

Carta a ....D. Federico Garcia Lorca

                   Granada, 16 de Agosto de 1936

Querido maestro:
Apenas puedo escribir, ni encadenar una palabra con otra, sabiendo que mañana lo conoceré. A mis pocos años muy pocas cosas las he deseado tanto como poder estar ante usted y decirle la admiración que por su obra tengo. Llegué de Madrid, pensando qué decirle, cómo mirarle, cómo cogerle la mano, en el caso que usted me la cediera, tan absorta  estaba en mis acciones futuras, que apenas pude disfrutar  de la estampa granadina, de sus montes, sus campos, sus trigos , todo eso que usted ama y tan maravillosamente plasma en  cualquier lienzo vulgar. Sentada  en el taburetillo que hay en esta habitación de hotel, intento recordar y traer a mi memoria todos esos sentimientos que su obra ha generado en mí.
Cuando conocí  su obra, mi vida se convirtió en aire, sol, alegría, pasión y amor.  Carecía de la mirada del que ama, del corazón del que siente, de la mano del que acaricia, de la lágrima esquiva con intención, carecía de vida. Ya, sé que mi edad, cuando mañana nos encontremos, será una sorpresa, cómo alguien tan joven, puede escribir como escribe, sin pudor, sin vergüenza. La respuesta no la tengo, solo sé que siento al leerlo. El dolor y la pasión corren por las letras de cada verso, de cada línea, como si no le importaran ser descubiertas, reconocidas, porque son eso, pasión, amor. Esperé a mi adolescencia, creyendo fervientemente que eso, que describe con fondos de caballo y guitarras, era  amor, pasión, desbordamiento del alma sin apenas razón.  Descubrí  que el silencio puede ser lo más bello del mundo y que esconde más que la propia palabra, que lo que no se dice duele más que lo gritamos en la plaza del pueblo, que la ausencia puede ser bella y el compromiso, una mínima razón  para aguantar.
Mañana, si llega, no seré capaz de articular palabra, por eso con el respaldo del papel y lo confidencial de la correspondencia, me he atrevido a decirle lo que seguramente no sé si podré. Cuando llegue ese momento me gustaría que mis   manos no se queden paralizadas ante la posibilidad de estrechar las suyas, caudal e instrumento de las más intensas, tristes, pequeñas, intuitivas, sentidas, ausentes, oídas, creyentes, odiadas, amadas y sencillas palabras que nadie ha sabido ni sabrá escribir. Espero que mis ojos sepan transmitirle el estado de mi alma al tener esta oportunidad. Puede que estas líneas den una imagen un poco frívola y alocada de quien la escribe,  pero  sepa que solo soy una chiquilla , extasiada  por una literatura que se le escapa, que un día se convertirá en una mujer que ha sentido con cada una de sus versos, de sus cancioncillas, con cada uno de sus dramas, desde el dolor mas grande, hasta la pasión  más honda, ya que lo universal vive en su literatura, porque usted es literatura y yo, quiero conocer a ese hombre que hace que mi alma se encoja como un trapo recién mojado, ante la pasión  de Adela , el dolor de la madre de Bodas de sangre o la valentía de Mariana Pineda.
Sienta en mis palabras la más honda admiración  y respeto hacia su persona, agradeciéndole que haya apartado un poco de su tiempo, para conocerme.
Que el dios de las palabras lo siga amparando dejando que éstas nazcan y mueran en sus libros. Hasta mañana, Sr. Federico.

Fátima Melián

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