Esta película, es buena por donde quiera que uno la mire. Y por más que lo haga, no le encuentro fallos. No los tiene.
Si tuviera que dar una opinión negativa, solo podría decir que, flaco favor le hicieron a Ana Paquín, dándole el Oscar a una niña, como mejor actriz de reparto. Después de aquello, hizo alguna cosilla para Disney y poco más. En cambio al resto del reparto, siguieron acumulando meritos en sus estanterías. Aunque con el paso del tiempo, la niña se hizo mujer y parece ser que ha resurgido de sus cenizas, gracias a series televisivas y a la prensa rosa, que sigue en el empeño de sacar a la gente de los armarios.
Pero ni siquiera su Oscar (que por cierto, se convirtió en tema de debate ¿Es justo galardonar a menores con esta clase de premios?) pudo empañar el buen trabajo de Champion, que como reza su apellido, es una campeona.
¿Y qué Secreter le damos a este film? ¡Puuuff! lo tengo difícil. Porque desde la banda sonora, que es ¡indiscutiblemente! de las mejores que hay en la historia del cine, pasando por el guión, mirando exhaustivamente las interpretaciones, los exteriores tan fabulosos que ofrece Nueva Zelanda, que se me hace extremadamente complicado decantarme por una categoría o por otra.
¡Ya lo sé! Dilema resuelto. Tengo el placer de entregar El Secreter de Oro a la mejor película por toda ella en su conjunto, al largometraje “El Piano” por saber contar de una forma muy hermosa, esta historia de amor y odio.
Tanto es así, que como no encuentro frase para cerrar este artículo, lo hago con una de la propia película…
-Nuestro acuerdo está haciendo de ti una puta y de mi un miserable
Nacionalidad: Francia, Australia, Nueva Zelanda
Directora: Jane Champion
Actores: Holly Hunter, Harvey Keitel, San Nelly y Anna Pauin.
Banda sonora: Michael Nyman
Año: 1993
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