viernes, 18 de mayo de 2012

Y El Secreter es para...

El amante y una niña con boca francesa

Película de colores ocres, que contrastan con el blanco de las ropas y el verde de las montañas-
Margaret, la niña de boca francesa, irrumpe en la vida de un chino rico, que aunque ella todavía no lo sabe, le ha robado todo el control de su cuerpo y mente.
Si hay algo que me ha llamado poderosamente la atención, que no fui capaz de captar en las innumerables ocasiones en las que he visto esta inigualable película, eso ha sido, los vestidos de lino, que dejan bailar los pechos adolescentes de la protagonista.
Que delicadeza, que elegancia con tan poca tela.
-“Ninguna mujer lleva en esta época del año un sombrero de hombre”-
Esta frase, se repite o hace referencia en varias ocasiones, a la rebeldía de una “Lolita” que no tenía previsto serlo. Solo quería experimentar.
El carmín, no cubre de forma regular sus labios, lo cual la hace más sensual y hermosa.
Sus zapatos negros de tacón con adornos brillantes, son llamativos en medio de un paisaje más dado a las alpargatas, que a las lentejuelas. Pero eso no supone un problema, es más, le da un mayor atractivo.
El amante, un chino apuesto, se enamora perdidamente de la muchacha, a sabiendas de que nunca podrán estar juntos. Diferencias raciales.
El amante y la amada. Un súbdito chino y una colonizadora francesa. Un hombre de 30 con una niña de 17. Los estereotipos no casaban.
En un país húmedo y con ambiente caliente, describe sin tapujos lo que fue en la vida real, la primera historia de amor de Marguerite Duras, escritora francesa que pasó su infancia y adolescencia, cruzando el río Mekong.
Una joven Marguerite Duras
Esta, es una de esas películas donde el espectador puede celebrar que realmente el guión se basó seriamente en el libro. De hecho, recuerdo que aquella misma tarde, al salir de cine, entré en una librería en busca del libro y así, tener mi propio amante en casa.
La misma Marguerite, cuenta su historia en posición de narradora. En el film, quien le presta la voz para este fin, es la actriz francesa Jeanne Moreau, haciendo una vez más un excelente trabajo.
Los amantes, traman su idilio, en medio del aroma de la ciudad, con la intimidad que les regalaba, una habitación celeste.
Imágenes preciosas que disparan la imaginación de cualquiera. Como por ejemplo, cuando el amante limpia de las primeras salpicaduras de sangre a su amada.
Primeros planos de sus rostros placenteros, distraídos o mal humorados, molestos. En cualquier caso, es altamente perceptible lo que nos quieran contar. Es como si no hiciera falta guión, porque sus caras, en ocasiones lo dicen todo. Un ejemplo de esto último lo podemos encontrar en ella, con las piernas colgando por los pies de la cama, después de un mal polvo. No interesaba ver la penetración, resulta más excitante ver su cara de mala gana.
Al final ella lloró. No era tan dura como pensaba, si no frágil como su amante. Terminó por reconocer que también lo amaba. Esa estúpida sensación que hemos sentido muchos, justo cuando se pierde a lo que más querías.
Sin más detalles que añadir, prácticamente he destripado la historia, le daremos El Secreter de Oro al mejor vestuario a Jean- Daniel Vuillermoz e Ybonne Sassinot de Nesle, por haber hecho un trabajo hilado, con hilo fino. Y como no, también quiero premiar los paisajes indochinos, que tan buenas postales nos ha regalado, junto con una parte de la biografía de Marguerite Duras.

Ficha Tecnica: 
Director: Jean Jacques Annaud
País: Francia, Reino Unido y Vietnam
Año: 1992
Reparto: Jane March, Tony Leung Ka Fai, Frédérique Meininger (la Madre) Arnaud Giovainetti (el ahijado), Melvil Poipau (hermano menor), Jeanne Moreau (voz en off)
Vestuario: Jean- Daniel Vuillermoz e Ybonne Sassinot de Nesle

Mar Benítez 


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